45

21 Jul

45

Todo llega cuando nada se espera. La ilusión de un inicio, la locura de un amor, la serenidad de los trabajos que se eligen, hasta el mareante pero necesario vértigo por todo aquello que nos hace vibrar, quizá porque no conocemos su desenlace. La edad llega se espere o no, la miremos de frente o escondamos la vista para no gritar que son 45 ya.

Hoy, 21 de julio, cumplo años con la cabeza llena de sensaciones y el corazón galopando, como el de aquel niño que llegaba tarde al colegio y subía los escalones de tres en tres, alguna costra en las rodillas, los mofletes encendidos, y la vida esperándole. Hay recuerdos que golpean las paredes del alma pero que me siguen haciendo sonreír. Porque llorar con el tiempo es seguir recordando y eso, siempre, hace sonreír. Nada duele más que dejar de recordar lo que has querido.

Hoy cumplo años con gente que sigue estando dentro de mí, estén o no sobre este camino tangible que pisamos cuando vivimos. Los cumplo con los que siempre están y conforman lo que eres. Los cumplo también con otros que están aunque no les pueda ver con el simple gesto de cruzar una calle bajo la lluvia para encontrar refugio en sus portales amables y en sus abrazos, porque están lejos, porque vivimos deprisa… Quién tuviese las llaves del tiempo para pararlo o hacerlo correr cuando lo deseamos. Y los cumplo con los nuevos, esos que llegan de repente, sin avisar, por el puro destino de la vida, y a veces se instalan para siempre, otras te roban mordiscos de corazón para que no dejes de quererles de aquí en adelante.

Hoy cumplo años feliz. Moderadamente feliz. Trabajando, queriendo, amando, extrañando, llorando, riendo… Viviendo! No quiero ser Dorian Gray, quiero seguir cumpliendo y viviendo.

Me he peinado como a los 9 años. He recordado a mi madre haciéndome la raya con colonia, detrás de mí, en un espejo que nunca se apaga. Hoy quiero seguir pintando en ese espejo todo lo que no deseo olvidar nunca.

Mi amigo Pablo me hizo ayer esta foto casual, sin más atrezzo que un polo con color de amor de verano, como la barba de mi Justin, y una pared donde el tiempo ha rubricado su paso. Así me siento yo también. Un poco más mayor pero con el alma con color de amor de verano.

PD. Hoy cumplo años y estoy feliz porque vosotros estáis.

2015

31 Dic

2015

Supervivientes. Zapatos Rojos para saltar en los charcos. Sálvame. Mujeres y Hombres y viceversa. MorninGlory. Amigos nuevos que llegan y se instalan. Más Divinity. Aventuras. Redes sociales que laten. El embarazo de mi hermana Laura. Salud. Familia. Recuerdos que ya no duelen sino que engrandecen el amor

Todo esto ha formado parte de mi 2014 y estoy agradecido. Espero que el 2015 venga igual de cargado de buenas noticias y de VIDA.

Que piséis con buen pie este año que entra.

PD. Que todo lo que importa siga vivo en el corazón, no sólo en la memoria.

 

La blanca nostalgia…

17 Dic

blancanostalgia

…es como un copo gordo de nieve limpia que alguien ha congelado mágicamente en una urna irrompible.

Blancos son los recuerdos que te hacen sonreír y ya no duelen como antaño, blanco el sentimiento infantil, blanco el amor cuando queda para siempre en un rincón acorazado y blanca la nostalgia, esa que no atormenta sino que te hace seguir unido a aquello que vas a querer hasta la muerte. Y hasta después.

Así es mi nostalgia hoy, 12 años sin mi madre. Así es para mí cada 17 de diciembre, nostálgicamente blanco.

(En esta foto yo tenía 9 años, mi madre 33)

PD. Blanco es también tu recuerdo, vikingo. Hoy tu padre, como cada año, me ha escrito un mensaje. Os quiero.

Besos de letras y letras con besos

30 Oct

cartasotoños

Hoy, que mis sobrinas se comunican de sofá a sofá a través de las redes sociales, que nadie liga ya en un parque alfombrado de hojas rojas de arces porque es más rápido y limpio, dicen, tirarse al vecino a través de un chat geográfico por GPS y que Instagram se ha convertido en mi pasatiempo favorito para casi todo, me gusta que sigan llegando cartas manuscritas de cuando en cuando.

Me gusta el olor del papel, el pulso de quien las escribió sellado para la eternidad en cada alzado de una letra, el sentimiento de elegir un sobre u otro, un sello de más, un mensaje certero…

Hacía días que no os escribía, esto también se pierde cuando la vida va a toda pastilla, pero hoy me detengo un momento mientras desayuno al sol en la cocina para dejar aquí estas letras de otoño a todos los que me seguís leyendo dentro o fuera de las redes sociales, para los que os habéis emocionado con mis #zapatosrojosparasaltarenloscharcos. También para esos viejos amigos que siguen escribiéndote de puño y letra para dejarte un post-it de buenos días en la puerta de la nevera, para esos otros que siguen mandando cartas de otoño que anticipan deseos de Navidad y a esos “organiza eventos” que recurren al texto manual para enviar invitaciones que a pesar de ser masivas uno las recibe como minoritarias y exquisitas.

PD. Os dejo besos de letras y letras con besos. A ti, ya sabes que te sigo leyendo en aquellas cartas de vida, aunque ésta se detuviese.

Todo sigue en septiembre

1 Sep

septiembre

El final del verano siempre me ha recordado a la vuelta al colegio, a los amigos que se quedaron en la cápsula del tiempo de los patios y del recreo, a los viajes por carretera, a cajas con lápices que quieren escribir y pintar, a libros que huelen a deseos, a blocs de notas que esperan, acostumbrados, promesas y secretos.

Yo este año, que no he parado mi rutina laboral porque habría sido un pecado rechazar tanto trabajo cuando tanta gente no lo tiene, me tomo este septiembre como un seguir, no como un volver a empezar.

No voy a apuntar en libros de notas, como otros años, deseos nuevos y propósitos. Este septiembre apunto todo lo bueno que me ha pasado en verano. Apunto inicios de aventuras personales que me hacen sonreír, los mensajes que me llegan de vuestras lecturas de Zapatos rojos para saltar en los charcos, apunto los recuerdos de mi cumpleaños, las infinitas nostalgias de los meses en Honduras superviviendo. Apunto también los ecos de la presentación de mi novela, las sonrisas que me provocan los rincones del Sálvame, las barbacoas con piscina y cielos azules de sierra…

No me detengo a pensarlo mucho más, porque está ahí en la retina y ya lo saboreo cada día con todo placer. Voy a seguir estos días bañándome aunque el agua se vaya enfriando, respirando noches de estrellas y saliendo de vinos con los amigos de siempre. Voy a seguir viviendo el día a día, porque lo hago feliz.

PD. Y sigo recordando lo que siempre está en los rincones del corazón, como la Candela de mis Zapatos rojos…

 

 

 

Cuarenta y cuatro, dulces y sillas al revés

21 Jul

44s

Me ha venido a la mente, este 21 de julio, 44 años después, mi madre cocinando y yo escribiendo letras y números en un cuaderno de cuadrícula en la mesa de la cocina. “¿Un cuatro es como una silla al revés verdad mamá?”

Así es la memoria humana. Frágil cuando las cosas duelen. Certera y fuerte cuando lo recordado es dulce.

Hoy quiero imaginar un batallón de sillas al revés, en estos cuarenta y cuatro. Hoy quiero imaginar que en ellas, como mirando boca abajo desde las nubes vigilando mis pasos, están sentadas tantas personas a las que sigo queriendo, pase el tiempo que pase.

Hoy quiero imaginar y vivir. Porque no pueden ser mejor recibidos los 44 en este momento dulce que vivo.

PD. Gracias a mi madre y a quienes me hicieron imaginar mundos de sillas al revés, magias y dulzuras. Gracias a los que lo hacen posible ahora también.

Tus dedos en mi piel

16 Jun

unnamed

16 de junio. Han pasado dos años largos desde esa noche en la que se fue el vikingo partiendo mi vida en pedazos. Dos años duros pero llenos de caminos y de sorpresas. Dos años de ausencia que él, intenso y dulzón, ha llenado de sueños para que nunca me olvide y para que siga viviendo feliz. Y lo ha conseguido.

Estoy viviendo, sin duda, un  momento laboral maravilloso con la nueva novela, la vuelta de Supervivientes, el cariño de la gente y un teléfono que nunca deja de sonar. Sé que él habría disfrutado este camino de vida que estoy paseando. Sé que nunca va a dejar de estar en mí, de una u otra manera. Hasta sé que se alegra de cada situación que me enamora, de cada beso, de cada pellizco en el corazón. Cuando has querido a alguien con las entrañas nunca muere, nunca.

Yo hoy he soñado que sus dedos volvían a hacer caminos erizados en mi espalda mientras dormíamos la siesta bajo los cedros del Líbano que viven, erguidos de gloria, en mi jardín.  He vuelto a saborear sus besos, a respirar su aire, a tocar sus mejillas con los labios cuando dormía. Y al despertar he querido leer en las sábanas las arrugas que dejaba su cuerpo.

Yo no voy a olvidarme jamás de todo eso. Sea cual sea mi presente.

PD. Niño, te sigo queriendo. Tanto que duele.

Saltando en los charcos

7 Jun

sacoSV

Nos pasamos la vida intentando no pisar los charcos que deja la lluvia del destino por no malherir el corazón, como si éste no pudiese resistir los envites por sí mismo, acostumbrado a tantas tormentas.

Ayer me senté en el Sálvame Deluxe en una noche complicada para mí. Me enteraba en directo de la muerte de mi amigo Darío Barrio. Un tipo afable, cariñoso, efervescente y divertido que siempre vivió la vida al límite, como si tuviese vértigo porque cualquier día acabase. Me sentaba para demostrar a un amigo al que quiero, que nació en la isla, que estoy aquí y que no pretendo defraudarle nunca.

He vuelto de Honduras, tras la experiencia más dura y brutal de mi vida laboral, y más maravillosa, lleno de lágrimas, de emociones y de nuevos corazones. No sé si lo hice bien, intuyo que no fue muy mal pues la audiencia me salvaba semana tras semana. Lo que sí sé es que fui Nacho Montes en estado puro, reí, me desangré por amor, sentí, lloré… Viví.

Viví al límite cada momento, como hacía Darío. Me dejé llevar, sin pensarlo, por todas las corrientes. Y como la Candela Montalbán de mi novela, Zapatos rojos para saltar en los charcos, jamás tuve reparo en subirme a la realidad de lo que pasaba para campear toda tempestad y saltar sin miedo sobre todos los charcos.

Aquí me tenéis, todo el día a flor de piel, con el alma expuesta y el corazón abierto al mundo. No sé vivir mi presente de otra manera.

PD. Vikingo, nunca he dejado de pensar en ti, nunca, a pesar de todas las magias y encuentros que tuvo la isla. Nunca dejé de pensarte porque pase lo que pase siempre estarás en mi corazón, aceptando cada uno de mis presentes. Lo sé.

 

Supervivientes

6 Mar

IMG_0341

No es más duro que la vida lo que voy a hacer. Ya todos sabéis, supongo, que en nada me embarco en esta aventura efervescente que es el lanzarse a las fauces de una isla salvaje con un puñado de compañeros de la tele, del colorín y del mundo del show durante un tiempo indeterminado, sin más kit de supervivencia que tres o cuatro prendas de algodón y un cepillo de dientes.

El día que me llamaron por primera vez sentí vértigo. Creció en un segundo ese nudo que se enreda en el estómago por el miedo a lo desconocido. No voy a negar que me costó decidirme. Unos días veía un paraíso de silencios y puestas de sol y otros un desierto de hambre, sed y soledades. No voy a negar tampoco que he llorado y he reído mucho hasta decidirme.

Una noche, hablando con mi amiga Mercedes Milá, a quien siempre pregunto, como a mi familia, por tantas decisiones de la vida, me dijo “si un día te expliqué que era muy duro y que no te lo recomendaba hoy te digo ve, esto es un empujón que te da tu madre para arreglarte la vida, después de una etapa complicada” y cuando colgué, después de masticar todo lo que me habían dicho mi padre, mis hermanos, mis amigos, y algunos buenos colegas de la tele, lo vi todo claro.

No es más duro lo que voy a pasar en Honduras que lo que he pasado en algunos momentos de la vida. No es más duro que perder a gente que quieres, jóvenes, muy jóvenes y con caminos truncados por la enfermedad. No es más duro que esos momentos criminales que pasan infinidad de familias para poder salir adelante en etapas en las que no hay aliento, ni casi esperanza.

Y esa noche me sentí un privilegiado, porque Supervivientes llega en un momento perfecto emocional para mí, la vida ha remansado y apaciguado todo aquello que dolía, y en un momento económico complicado para todos.

Y el 13 de mayo, espero seguir lejos porque eso significará que todo va bien, saldrá mi Novela. Así que no había compromisos serios laborales a la vista y todo, todo, parecía alinearse en una u otra medida.

Hoy os escribo consciente de todo lo que voy a ser. Quiero reírme, disfrutar, compartir hasta la última gota de sudor, hasta la última lágrima en tierras caribeñas y vivir esta aventura como algo único que va a cambiar mi presente. Lo sé.

Sí, ya estoy en modo Superviviente y no es más duro Supervivientes que la vida.

PD. Me voy a llevar conmigo en un secreto a voces a mi vikingo, a mi madre y seguro que los gritos de todo vuestro apoyo. Espero que nos veamos muy tarde. Dejo en mi casa, al mando de la rutina de la vida y de mis cosas, a mi amigo Pablo y a mi fiel Torredearena.

(He recuperado esta foto de México, de hace tres años, para recordar toda la maravillosa luz del Caribe). Os sentiré desde Honduras. Que tengáis buena primavera.

Solamente cosas bonitas

7 Ene

cosasbonitas

Ha sido quitar el árbol de Navidad y sentir como si la vida se esponjase. Iba a escribir el 1 de enero, como otros años, con ese infantil espíritu de renovar los cuadernos y los lápices para pintar historias nuevas. Pero este año he querido esperar a que pasase el día de Reyes porque necesitaba, como mi casa, volver a respirar.

La casa, como mi espíritu, se ha expandido en los huecos limpios que deja la ausencia del atrezzo navideño.

Hoy he dedicado parte de la tarde a ordenar la agenda de 2014 y casi sin darme cuenta me he visto escribiendo en una de sus hojas de notas los nombres de algunas cosas que me hacen sentir bien, que me gustan, que me sacan una sonrisa. Algunas por lo que me recuerdan, otras por su simple belleza, muchas de ellas porque me acompañan en casa sin importar el tiempo. Nuevas o antiguas, compradas o heredadas…

Y he decidido que este año sólo quiero rodearme de cosas que me agradan, por pequeñas y simples que sean. Un vino con un buen amigo, unas cervezas con confidencias, una chimenea, un paisaje de montaña, una esquina de la ciudad, el olor de la fruta en un puesto, un árbol en flor, pequeños tesoros en un mercadillo cercano…

En eso estaba pensando cuando hice esta foto en casa. Improvisada, lo prometo. Sobre mi chimenea, pequeñas cosas bonitas que me acompañan cada día. Una lámpara inglesa de porcelana, porque hay algo en el mundo anglosajón que me fascina; una flor de loza blanca, regalo sin motivo alguno de mi hermana Paula; el corazón de piedra que me trajo Mercedes Milá, de uno de sus paseos serranos; dos bellotas que mi amigo Pablo llama los cojones del tiempo, porque se arrugan y se dilatan según la temperatura que haga fuera; una caja de Fornasetti y una bola de mármol, regalo de mi padre hace años, que es limpia y perfecta, como la tierra. Son sólo algunas cosas de un rincón de casa. Pero inician una lista casi eterna de cosas que quiero tener cerca porque laten, respiran y viven conmigo.

PD. Muy cerca, en otro rincón, hay un elefante blanco de piedra y una caracola con luz que eran de mi madre y una lámpara que aún si paso los dedos tiene las huellas de sus manos delicadas. Cerca también, hay pequeñas cosas y fotos que hablan de Justin. Pues eso, solamente cosas bonitas.