
Estaba tirado al sol en mi jardín como Dios me trajo al mundo, la cama sin hacer, la manguera dibujando en la pizarra del suelo una serpiente fosforita e inerte, la basura en la puerta y cuatro montones de tierra, fruto de descorazonar cuatro círculos para plantar cuatro árboles, cuando sonó el timbre.
Hay algo obsceno en esas llamadas que no avisan y que rompen la tranquilidad de un jardín donde sólo habita uno. Pensé en hacerme el muerto, como hacíamos de niños sobre el agua de un río manso hasta que mi madre levantaba la voz un par de tonos. El timbre volvió a sonar. Seguí tumbado, desnudo, en silencio, deseando que aquel botón pegado a la puerta de la cancela se filtrase por arte de magia en una fisura del muro. Y el timbre, ajeno a mis deseos, sonó una tercera vez.
Hay algo agrio en esas visitas que uno no espera. Y hay otras que a pesar de dibujarte una sonrisa en el rostro una vez derribado el muro que separa los dos mundos, la calle y tu casa, incomodan por el desconocimiento del quién será.
El timbre, impertinente como las moscas del estío, sonó una cuarta y hasta una quinta vez. Me levanté sigiloso, tapando mis vergüenzas con una mano, y me acerqué hasta la puerta. Fuera, separados por tan solo una tapia, estabas tú. ¿Por qué narices no llamas antes cuando siempre lo has hecho? Pasa anda, que me pillas en bolas. No importa -responde la visita- te he visto así tantas veces que me llaman más la atención tus nuevos árboles. ¿Son prunos?
Os dejo este post que acabo de escribir en el jardín justo cuando el sol se fugaba. Sobre Siete Picos hay una nube estriada y rosa. La foto son mi pies en la tranquilidad de mi jardín.
PD. Me gusta hacer pensar a quienes me leen Quique. Eso es la magia de la escritura. A menudo sólo nos separan milímetros Susana a pesar de las distancias. No sé si siempre acierto Perséfone pero gracias por decirlo. Me alegra que el nórdico esté ya cerca. No iré de fallera a Valencia Laura pero espero, casi, los mismos honores. Vaya rafa por un día te salió la ternura. ¿Cómo fue la boda Kenia? Qué envidia de tus noches romanas Ignacio. Siempre hay una casa a la izquierda en algún camino FranJa, lo complicado es saber elegir. Mercedes ¿vas buscando a Pablo por los garitos de Barcelona? Te espero por La Barranca cualquier día Mumu. Cuando menos lo esperes estaré detrás de un pino.
VELVETINA ni falta que hace que se te den bien las matemáticas. Lo tuyo es la palabra. Esta frase tuya me da la razón: ¡Agárrate con fuerza a aquello que no te aleja de nada!
Cuando soy de comerme lo soy para los buenos comensales hermana Laura…
Yo, sé que estás liada pero me acordé de ti el día 9 de julio. Pablo L aquella foto del post pasado se hizo en pleno Puerto de Navacerrada, sí. Tú llama a la puerta y alguien abrirá, desnudo o vestido de sonrisa.